lunes, 12 de febrero de 2018

SLOW SCHOOLING (II)

Hola de nuevo. ¿Quién nos iba a decir que este blog tenía un límite en la cantidad de información que se puede poner en un post?  Aún a riesgo de saturaros con el tema, y puesto que me parece interesante mostraros toda la información que he recopilado, os pongo este segundo post para mostraros otro ejemplo de escuela Slow School.
 
Otro ejemplo lo tenemos en la Blue Gum Community School (BGCS), ubicada en Canberra, la capital de Australia.
 
            
          



La escuela fue fundada por un grupo de profesores insatisfechos con lo que veían que era un sistema educativo incapaz de seguir el ritmo con el que cambiaba el mundo a su alrededor. Totalmente desencantados con el enfoque educativo de producción en masa y uniforme para todos los alumnos, estos profesores y padres se unieron para formar un grupo sin ánimo de lucro, el Best-Practice Education Group Ltd (BPEGL).

Este grupo veía que el actual sistema educativo seguía un modelo de transmisión de uso limitado en el mundo actual donde el cambio es la característica predominante – nuevas tecnologías, nuevas formas de comunicación, nuevos desafíos, nuevas experiencias. Y se pusieron a reflexionar sobre las siguientes cuestiones:

Las soluciones del ayer ofrecen respuestas limitadas para las preguntas del hoy, y ya no decimos nada de las del mañana. ¿Cómo pueden los estudiantes aprender las respuestas para las preguntas del mañana si no tenemos ni idea de cuáles serán? ¿Qué se le puede enseñar a los estudiantes de ahora, si el conocimiento acumulado de la sociedad excede la capacidad de memoria de una persona, pero se puede obtener con sólo apretar un botón en Internet (y de forma más precisa)? ¿Deben limitarse las escuelas a mostrar a los estudiantes cómo obtener esa información? ¿Es lo adecuado cuando el conocimiento tecnológico de los estudiantes muchas veces supera el de los propios docentes? ¿No son ya necesarias las escuelas?  

La escuela ha adoptado la filosofía de ver a cada estudiante como competente, capaz, creativo, responsable, con recursos y resiliente, y que por tanto aprende mejor a través de experiencias de aprendizaje profundas y desarrolladas en un periodo largo de tiempo, donde los estudiantes se involucran de forma activa en la exploración de intereses/preguntas/teorías tanto individuales como de la comunidad, a fin de adquirir un mayor conocimiento y construir significados.

En la escuela se utiliza un modelo estudiante-responsable en vez del modelo más tradicional profesor-responsable. Este modelo parte de la premisa de que un enfoque que valora los intereses y los estilos de aprendizaje y capacidades de un individuo, es más efectivo que otro dirigido por terceras personas.

Todo esto no significa que los estudiantes tengan completa libertad para diseñar su proceso de aprendizaje. Se trata de darles oportunidades de negociar y dirigir su propio aprendizaje. La implementación del curriculum depende en gran medida de las respuestas dadas por los estudiantes a los estímulos iniciales de aprendizaje, diseñados por los profesores, que tratan de equilibrar la motivación personal y las expectativas de la comunidad.

Entre las capacidades y objetivos a conseguir se encuentra la capacidad de que los estudiantes se arriesguen y perseveren al acometer desafíos; que se aprenda a realizar juicios efectivos y que se haga una crítica constructiva de su propio trabajo y el de los demás; la capacidad de perseguir sus pasiones, intereses y preguntas hasta llegar a un nivel profundo de comprensión; la capacidad de adaptarse al cambio; apertura a la innovación y a la creatividad para solucionar problemas. Se cree firmemente que trabajar de esta manera les exige ser miembros de la comunidad responsables y personas en las que se puede confiar, capaces de gestionar su propio aprendizaje, de hacerse responsables de sus acciones, de marcar prioridades, de afrontar y explorar asuntos complejos, y de trabajar conjuntamente con otros.

Los horarios son bastante flexibles y abiertos a la negociación. No hay timbre que indique que es hora de ir a clase o bien hora del recreo, a fin de no interrumpir el proceso de aprendizaje del alumno. Las aulas se abren a las 8:30 y las clases se desarrollan de 9 de la mañana a 3 de la tarde. El día en la escuela se divide en 3 grandes periodos de exploración y aprendizaje: se hace una parada para el té a media mañana y otra parada a mitad del día para comer. Pasar tiempo fuera del aula, investigando la naturaleza se considera que es una parte importante del legado de Australia, y una gran oportunidad para aprender. El recreo se ve como un tiempo importante y vital para que los estudiantes aprendan a relacionarse e interactuar con otros a través del juego y otras actividades.

Hay cuatro clases de primaria con alumnos de distintas edades mezclados, hasta los 10 años, y luego dos clases de secundaria con niños que van de los 11 a los 16 años.

Las aulas son amplias y divididas en espacios de aprendizaje – escritura, lectura, construcción, ciencia, arte y matemáticas. Hay sofás, alfombras, estanterías, mesas de madera, objetos curiosos, puzles y juegos de mesa, sillas para recostarse y cojines para crear espacios de lectura, una ecléctica mezcla de muebles reciclados, plantas de interior, acuarios, todo ello encaminado a crear un ambiente de trabajo relajado y productivo.

El rol del docente varía, pudiendo ser desde un mentor al que los alumnos pueden acudir, pasando por ser organizador y gestor de un aprendizaje individualizado.

Cada clase comienza con una invitación del profesor a indagar sobre un conjunto de temas – asuntos actuales; intereses de los alumnos; y también asuntos relacionados con el propio curriculum.
Existen a su vez talleres con fines específicos, donde se imparten conocimientos relacionados con temas de lectura, escritura y matemáticas.

Los alumnos pueden trabajar de forma individual, pero se les anima a que trabajen también en pequeños grupos, lo que ayuda a desarrollar sus capacidades interpersonales y aporta beneficios intelectuales.

No se trata de seguir los impulsos y caprichos de los alumnos, sino que se trata de buscar oportunidades de investigación que surgen en el proceso de aprendizaje. Los profesores planifican de forma intensiva con una semana de antelación, pero cada planificación puede variar dependiendo del curso que tome el aprendizaje del alumno durante la semana, o debido a circunstancias imprevistas.

Se trata de inculcar también a los alumnos un espíritu de comunidad, y para ello se les pone en contacto con miembros de la comunidad que ejercen de mentores y les ayudan en sus diferentes proyectos.

Los profesores realizan tests de diagnóstico a fin de poder evaluar las capacidades de sus alumnos y poder detectar necesidades, que se verán atendidas a través de los correspondientes talleres enfocados a mejorarlas.

En el siguiente video podéis ver a unos niños de primaria hablando sobre su proyecto de investigación de los insectos palo:


 
Y en esta otra página, podéis ver las actividades que realizan los padres y amigos de la escuela:



Por último, me gustaría acabar con la siguiente cita de William Butler Yeats:

                              La educación no es rellenar un cubo, sino prender una llama.
              
 

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