sábado, 10 de febrero de 2018

Educación Hospitalaria en Educación Secundaria



La Educación Hospitalaria corresponde al ámbito de la pedagogía social y se encarga, a grandes rasgos, de  la continuidad de la educación de niños hospitalizados en edad escolar. También incluye a los que están convalecientes en sus casas, denominándose, entonces, Educación Domiciliaria. El objetivo principal es conseguir el bienestar de los niños enfermos, cubriendo sus necesidades pedagógicas y psicológicas, además de atender las necesidades de adaptación del paciente al hospital y de atención durante su estancia. 

Los niños hospitalizados experimentan una rotura en su rutina diaria, lo que desemboca en diferentes consecuencias para ellos y su entorno. Por este motivo, los niños requieren ser atendidos por diferentes profesionales y la Pedagogía Hospitalaria ayuda, no solo a seguir con la educación de estos niños en un momento difícil de su vida y evitar retrasos en sus estudios, sino también cuidar su salud emocional y evitar que el cambio de rutina que supone el estar ingresado no sea muy brusco. Además, facilita la reincorporación al colegio tras su recuperación.



¿Cómo y dónde surge?

Surge como solución a las necesidades que la sociedad demanda para resolver los problemas de escolaridad de niños hospitalizados, basándose en el principio constitucional que establece que todos tenemos derecho a la educación. 

Sus principios se pueden encontrar en el siglo XIX en los trabajos realizados en tratamientos a niños ingresados en hospitales psiquiátricos, donde vieron que los pacientes mejoraban su calidad de vida al recibir atención educativa. El origen del primer concepto de Educación Hospitalaria, más parecido al que tenemos en la actualidad, surge en Francia después de la Primera Guerra Mundial, con la intención de proteger a los niños expuestos a contraer múltiples enfermedades, creándose así las Escuelas de Pleno Aire. Aunque no es hasta finales de la Segunda Guerra Mundial, también en Francia, cuando el concepto de aula hospitalaria, tal y como lo conocemos, se introduce en un hospital. 


¿A quién está destinado?

La Educación Hospitalaria está orientada a todos los alumnos en edad escolar obligatoria, es decir, desde los 3 a los 16 años, aunque en ocasiones también se imparte a alumnos que cursan Bachillerato. Es una labor interdisciplinar en la que deben participar el personal sanitario, el docente y la familia. Estas tres figuras tienen que trabajar en equipo existiendo entre ellos una comunicación diaria y fluida por el bien del alumno. En ocasiones se recibe apoyo externo de personas voluntarias o instituciones como Cruz Roja.

Un niño hospitalizado se encuentra en una situación diferente a la que vive en su día a día y requiere una atención especial. Teniendo en cuenta su situación, en la que no solo se necesita atención pedagógica, sino también psicológica y afectiva, este tipo de educación va más allá de la mera transmisión de conocimiento. Por este motivo hacen falta profesionales especializados y el docente hospitalario debe ser una persona cualificada que esté en contacto con la familia y los profesores habituales del niño de forma constante. 





(Imagen: Centros Educativos)


¿Quién la imparte?

Aunque es una tarea interdisciplinar, el docente hospitalario es la figura principal en la educación del niño hospitalizado. Debe tener en cuenta todas las circunstancias que rodean al niño y poner en marcha técnicas que fomenten la motivación en estos alumnos que están en una situación delicada.  Los docentes tienen una implicación directa en la vida afectiva del alumno y deben entender que la eficacia en los rendimientos académicos pasa a un segundo plano, lo primero es su salud y la adaptación del alumno al hospital.

Se utilizan métodos innovadores para romper con la rutina de las aulas tradicionales, lo que se considera imprescindible para la motivación de los niños en esos momentos en los que están más decaídos. Se debe evitar que caigan en la apatía, depresión o aburrimiento. En este aspecto cobran gran importancia las nuevas tecnologías, que además de ser una excelente herramienta didáctica, ayudan a que los niños estén en contacto con el mundo exterior.

La Pedagogía Hospitalaria ha cobrado tanta importancia que a día de hoy es una especialidad en las carreras de Pedagogía en algunas universidades. No obstante, aún queda mucho para que se implante una titulación especializada. Aun así, hay unas competencias que se consideran básicas en todo pedagogo hospitalario, en primer lugar su titulación académica y que sepa utilizar bien sus recursos, además deber ser empático, colaborativo y saber sobreponerse a obstáculos. 


Aulas hospitalarias





Las aulas hospitalarias son el espacio reservado en los hospitales donde se imparte la docencia. Son muy beneficiosas no solo porque permiten que los niños continúen con sus estudios, sino porque ayudan a que no se encuentren solos y aislados, además favorecen la relación con otros pacientes en condiciones similares. 

Las aulas suelen ser una zona abierta distribuida en diferentes zonas temáticas y divididas por edades. En general están equipadas con todo tipo de recursos tecnológicos y didácticos, bibliotecas, videoteca y medios audiovisuales.

Hay que considerar los periodos de ansiedad, inseguridad y miedo por los que pasan estos niños por estar ingresados y lejos de su familia y amigos. La socialización en el hospital con otros niños en sus mismas condiciones es muy beneficioso. Las aulas facilitan su integración socio-afectiva mientras están aislados de su rutina diaria y evitan procesos de tristeza, frustración o ansiedad.





(Imagen: Diario de Almería)


Las aulas hospitalarias se organizan dependiendo del tipo de enfermedad del paciente y del tiempo que van a estar hospitalizados. Si el médico lo considera el alumno no asiste a las aulas y será el docente el que se desplace hasta su habitación para continuar con la formación. La metodología es muy variada, depende del caso y la materia a impartir. Se pretende que su vida sea lo más normal posible, evitando la compasión por los pacientes ya que se considera contraproducente para ellos y su recuperación. 


Situación en España

En España, la Pedagogía Hospitalaria surge a partir de los años 50 gracias a la iniciativa del personal biosanitario de la época. De forma espontánea, enfermeros, médicos y auxiliares comenzaron a realizar una labor docente, que no les correspondía, con niños ingresados, para que pudiesen continuar con su educación y ayudarles a llevar mejor su enfermedad. Esto condujo a la incorporación de maestros en los hospitales para dar un nuevo enfoque a la atención de los niños hospitalizados. 

Las primeras escuelas dentro de un hospital en España nacen a finales de los años 40 en Madrid, en el Clínico de San Carlos. Las siguieron los hospitales de La Paz en 1965 y el Niño Jesús en 1966. Estas aulas funcionaban de forma aislada e incluso clandestina. En los años 80 tienen lugar dos hechos que marcan un antes y un después en la Pedagogía Hospitalaria en España. Uno es la intoxicación con aceite de colza que afectó a cientos de niños que necesitaban atención pedagógica para que no perdiesen el curso, y otra la “Ley de Integración Social de los Minusválidos”, en la que se consideraba que todos los hospitales infantiles y centros de salud con servicio de pediatría tenían que contar con una sección pedagógica para prevenir y evitar la marginación del proceso educativo de los alumnos en edad escolar internados en dichos hospitales. Tras estos dos acontecimientos se fortaleció la presencia de las aulas en los hospitales y en 1986 se aprobó en el Parlamento Europeo la “Carta Europea de los Derechos del niño Hospitalizado”, donde se ratificaba la necesidad de implementar estos espacios educativos en los hospitales.





Tras años de lucha para reivindicar el derecho a la educación de todos los ciudadanos incluidos los niños hospitalizados, el 18 de mayo de 1998 se firmó un convenio donde se sentaron las bases de la escolarización de niños ingresados y convalecientes, entre el Ministerio de Educación y Cultura, el de Sanidad y Consumo y el Instituto Nacional de la Salud, para que la situación de enfermedad no fuese un obstáculo en la formación educativa.

En la actualidad, las aulas hospitalarias tienen un carácter imprescindible en nuestro país, estando presentes en casi la totalidad de hospitales españoles. El Ministerio de Educación es el responsable de su organización y funcionamiento, así como de la elección del profesorado y de su salario. Por otro lado, el Instituto Nacional de la Salud se encarga de habilitar los espacios necesarios para llevar a cabo la docencia y correr con los gastos de infraestructura y mantenimiento. Las organizaciones privadas también están dotadas de aulas hospitalarias pero la gestión es distinta.


Proyectos

Existen proyectos muy interesantes que se hacen en los hospitales de forma interna y también en colaboración entre diversos centros. Como la revista “La Pajarera” en la que participan niños, padres y personal biosanitario. Otro ejemplo muy interesante es el que se realiza en los hospitales de la zona sur de Madrid, que tienen proyectos comunes como la revista “Escritos en Pijama”, elaborada por alumnos de la diferentes aulas o la conexión permanente a Skype entre aulas. Esta comunicación virtual permite a los niños mantener charlas y compartir actividades en tiempo real.


Conclusiones

Sin duda, la pedagogía hospitalaria y domiciliaria son fundamentales y necesarias en nuestra sociedad no solo por el derecho a la educación, también por el derecho a una vida integral. Las aulas deberían dotarse de más medios para que la labor se realizase plenamente. Sería muy interesante que se ampliase de forma obligatoria a Bachillerato y a alumnos fuera de la edad escolar obligatoria pero que siguiesen con sus estudios, incluso aplicarla a la educación en adultos como parte de su terapia de recuperación. Es necesario enfatizar la importancia de la formación de los docentes hospitalarios e implantar cursos de perfeccionamiento para pedagogos hospitalarios, además hacer de esta rama una titulación específica podría reunir en una sola persona la labor humanitaria que hacen docentes y personal sanitario. 

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