lunes, 12 de febrero de 2018

Experiencias de Educación Emocional en Secundaria

Para hablar de educación emocional primero hemos de definir que entendemos por Educación Emocional. Según Rafael Bisquerra, miembro del GROP (Grupo de Recerca en Orientació Psicoedagógica), “educación emocional en los siguientes términos: proceso educativo, continuo y permanente,  que pretende potenciar el desarrollo emocional como complemento indispensable del desarrollo cognitivo, constituyendo ambos los elementos esenciales del desarrollo de la personalidad integral. Para ello se propone el desarrollo de conocimientos y habilidades sobre las emociones  con objeto de capacitar al individuo para afrontar mejor los retos que se plantean en la vida cotidiana. Todo ello tiene como finalidad aumentar el bienestar personal y social.“.

Desde luego para acercarnos al tema,  imprescindible darnos una vuelta por la web (Rafael Bisquerra), en la que expone magníficamente los resultados de las investigaciones del GROP de la Universidad de Barcelona. Gracias a sus experiencias y a sus investigaciones bien fundamentadas y desarrolladas, la importancia de la educación emocional ya ha quedado fuera de toda duda. Para dotar a los alumnos de competencias emocionales, las prácticas deben integrarse en el día a día de las clases.

En este mismo blog hay varios compañeros que también han tratado el tema y os invito a echar un vistazo a sus aportaciones. Pero yo quiero hablaros de un caso que me toca de cerca. Yo no tengo hijos todavía pero sí tengo la suerte de tener cuatro sobrinos maravillosos. Ellos estudian en el colegio Zola de Villfranca del Castillo, en Madrid. En este colegio llevan varios años desarrollando un programa de educación emocional que abarca todas las etapas educativas. Las actividades son muy variadas y me parece interesante reflejar un caso concreto como el suyo en el post.

Para empezar, el plan de educación es transversal, como ya he aclarado. Al comienzo del curso se establecen los distintos campos sobre los que se va a trabajar durante los 10 meses del curso. Dentro del Programe de Pensamiento Emocional, cada trimestre se trabajan distintos valores:

El primer trimestre se centra en la convivencia. Para ello se vuelcan en desarrollar los siguientes valores: respeto y asertividad (septiembre y octubre) y empatía y solidaridad (noviembre y diciembre).
El segundo trimestre versa sobre la superación de retos y dificultades a través de la resilencia y la autoconfianza en los alumnos (enero, febrero y marzo).
El tercer trimestre trata cuida la autoestima. Para ello construyen autoconocimiento y amor (marzo y abril) y honestidad (mayo y junio).




Para ver ejemplos concretos podemos acudir al la página del Colegio Zola de Las Rozas, que comparte el Programa de Pensamiento Emocional. Allí hay documentadas las muchas actividades que se llevan a cabo. Luego comentaremos la importancia de este tipo de publicaciones para involucrar a los padres en el proceso educativo emocional. Pero por ahora quería mostrar un par de actividades concretas desarrolladas por alumnos de secundaria, aunque insisto que se trabajan desde bien pequeños.

Para trabajar la asertividad, los alumnos primero visionaron unos videos donde se mostraban comportamientos pasivos, agresivos y asertivos. Analizaban las diferencias entre unas comunicaciones y otras. Después apuntaban en un papel situaciones en las que habían reaccionado de manera agresiva o pasiva en vez de asertiva.
Después algunos alumnos decidieron representar una misma situación con las tres reacciones distintas. Otros alumnos decidieron hacerlo a través de un comic. El objetivo es cuidar de la autoestima del alumno y que sean capaces de decir lo que necesitan en vez de quejarse, de expresar lo que sienten sin juzgar y de buscar soluciones ventajosas para ambas partes.

Por otra parte, unos alumnos de 2º de ESO construyeron un ‘emociómetro’. Parte de ello fue la representación en grupo, a través de fotografías, de las distintas emociones que ellos consideraban que debían estar presentes en su indicador.  Aunque el verdadero fruto de esta práctica fue el proceso de negociación y de resolución de conflictos de intereses que fueron necesarios para llevarlo a cabo.


Estas dos prácticas son sólo un muestra de las muchas actividades que se van llevando a cabo a lo largo de los cursos. Estas se van adaptando en función de la edad de los alumnos. En el caso del emociómetro, con los niños de infantil se trabaja un semáforo emocional en el que cada mañana indican como se sienten usando pegatinas de colores verdes, amarillas y rojas.

Además de estas prácticas en clase, el centro cuenta con un programa de mediadores. Son los propios alumnos los que eligen de entre sus compañeros los que ejercerán el rol de mediador. Estos alumnos reciben formación en resolución de conflictos. Cuando se de una situación problemática en el recreo, los afectados pueden acudir a él. Existe un protocolo en el que ambas partes han de decir lo que ha ocurrido y después expresar con sus palabras lo que ha expuesto el otro para demostrar que lo comprende. Después entre los tres buscarán una solución. Este tipo de justicia entre iguales, aunque llamativa a los ojos de los adultos, ha demostrado ser efectiva en muchas situaciones.

Otra de las prácticas habituales en todos los cursos es la relajación. Al comenzar el día, antes de empezar con las lecciones, los estudiantes dedican unos minutos a hacer una relajación guiada por el profesor. De esta manera aprenden a ser conscientes de su estado anímico y a ser capaces de abstraerse de las emociones que arrastran al aula. De esta manera entran en un estado mucho más favorable para un buen trabajo en el aula.

Por último me gustaría hablar de la labor que se hace con los padres. Esta es una tarea crucial para que el programa sea efectivo. La educación emocional es algo bastante reciente, de la década de los noventa. Eso implica que para mucha gente todavía es un concepto o muy nuevo o incluso desconocido. Como sabemos por otras asignaturas como Sociedad, Familia y Educación, la familia es donde se crean los valores de la persona. Por eso si no involucramos a las familias en este proceso educativo emocional, todos los esfuerzos pueden caer en saco roto. El primer paso para hacerlo es la información y la explicación. Por eso me parece my interesante que en el blog del colegio se expongan las distintas actividades que se llevan a cabo y se explique qué buscan conseguir con ellas. Por la experiencia de mi hermana, hay padres que ni siquiera saben que sus hijos reciben ese tipo de educación, otros a los que les parece una patraña e incluso los que piensan que a sus hijos intentan lavarles el cerebro de algún modo sectario. Parte de este esfuerzo para sumar a las familias es la escuela de padres. Todos los meses se invita a los padres para informarles de los valores que se están trabajando y cómo pueden continuar el trabajo en casa, comentando con sus hijos las distintas actividades y proponiendo actuaciones. La pega que tiene esta escuela de padres es que hay muchos padres que no pueden acudir pues es en jornada de trabajo, después de comer y aunque hay muchos a los que les encantaría ir, la mayoría no puede hacerlo. La propuesta del uso de TIC (webminarios o sesiones por Skype) todavía está en proceso de desarrollo.

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