viernes, 9 de febrero de 2018

EL MOVIMIENTO "SLOW SCHOOL"

Sí, mi post es acerca del movimiento "Slow School", y hablo de ello más abajo, pero... ¿cómo publicar un post en un blog llamado "La irracionalidad de Pi" sin antes comentar acerca de este nombre? A mí me resulta difícil. Así que por favor, acompañadme en mis digresiones previas, que prometo centrarme en breve en la materia que estáis ávidos de leer (el hecho de que haya publicados ya varios posts sobre el mismo tema que este no tiene apenas importancia, y seguro que seguís con ganas de conocer más - si es que hay algo que se pueda haber quedado en el tintero- acerca del "Slow schooling").



Pero a lo que íbamos: "la irracionalidad de Pi". Como abogada que soy, hace tiempo que dejé de plantearme problemas que requirieran de la aplicación de esta cifra, así que intrigada acudí a la madre de todo el conocimiento... la biblioteca pública del barrio...



¡NO! que es broma... ¿os imagináis? En pleno 2018, ¡qué necesidad de desplazarme teniendo Google en casa! (qué locura...). 
En fin, puedo deciros que efectivamente, Pi es un número irracional, hecho que demostró el matemático Johann Heinrich Lambert el 3 de marzo de 1761. Para aquellos que como yo, ya no lo recordéis (y no culparé solo al método de enseñanza que recibí en el colegio), os diré que un número es irracional si no puede obtenerse como resultado de la división de dos números enteros.  (¡Bien!)... Pero... ¿y conocer esto qué me aporta? Pregunta que seguro compartiréis conmigo. La respuesta es, simple y llanamente, nada práctico (si obviamos lo bonito de aprender, obtener nuevas perspectivas de la realidad, etc.), pero, como dijo el también matemático (sí, poco objetivo en este asunto, pero lleva razón), E.C. Titchmarsh: "Puede que no tenga ninguna utilidad práctica saber que Pi es irracional, pero, si podemos conocerlo, sería intolerable no saberlo".



Aclarado este punto, me centro en el tema de este post: "El movimiento Slow School":



 



  Pararse a admirar una puesta de sol, oler las flores de las casas al caminar, escuchar a los pájaros de camino al colegio, sentir en la cara el viento frío en invierno y la brisa cálida de verano, cerrar los ojos, respirar hondo..., SER.









Existe un grupo de personas que, en estos tiempos que corren (si no vuelan), ha decidido tomarse la vida con más calma. Dada la realidad en que vivimos, en la que queremos estar permanentemente conectados con todo el mundo y recibir continuamente estímulos externos, resulta extraño que haya quien abogue por todo lo contrario: volver a tomarnos nuestro tiempo para contemplar, para escuchar, negarse a acelerar los procesos de la naturaleza, para dar, como se dice, tiempo al tiempo.



En palabras de María Novo Villaverde, directora de la Cátedra Unesco de Educación Ambiental y Desarrollo Sostenible en la UNED y presidenta de la Asociación Slow People, "el crecimiento indefinido, tal y como lo estamos experimentando, es absolutamente imposible en un planeta finito. (...) llevamos varios años en los que, llegado el mes de agosto, la humanidad ya ha consumido los recursos que, según criterios de huella ecológica, tenía disponibles para todo el año. (...) estamos literalmente apropiándonos de los recursos que deberían quedar para las nuevas generaciones, (...)."

Para concienciarnos de esta realidad, creó junto con varios amigos la Asociación Slow People, que trata de servir de foro de reflexión y apoyo a personas y entidades con intereses similares a los suyos cuya meta es, no la lentitud en sí misma, sino una mayor calidad de vida.



Curiosamente, este movimiento "slow" en pro de una vida más sostenible y ecológica, que nació en Italia como respuesta a los restaurantes "fast food", ha sido exportado a muchas otras áreas distintas de la alimentación: "slow fashion", "slow  parenting", "slow medicine", "slow media", etc:. Junto a estas, surgió la "slow education", a la que vamos a dedicar nuestra atención.



Este movimiento pone el foco en el aprendizaje del alumno y no tanto en las notas y las evaluaciones: el camino recorrido es más importante que el tiempo invertido en recorrerlo. Se prioriza el aprendizaje basado en la experiencia, la curiosidad y la reflexión, así como la colaboración, el ejercicio de la democracia y la ayuda de unos a otros, tal como Maurice Holt, uno de los impulsores de  esta filosofía, indica.



De todos modos, no parece que existan unos criterios únicos que permitan a un colegio denominarse como "slow school", pues cada uno ha incorporado los elementos que más encajan con su manera de entender la educación, destacando aquellos con los que más se identifican, como puede ser incorporar la comida ecológica a su cocina, involucrar al alumno en la creación y cuidado de un huerto escolar, fomentar el juego libre, o promover la creatividad, siempre respetando los ritmos y el nivel madurativo de cada niño.



En España son varios los colegios que han hecho suya esta manera de posicionarse ante la vida: Xixupika en Bilbao, Colegio Andolina en Gijón, Ur Tanta Eskola en Navarra, o los más internacionales Montessori, Waldorf, a los que yo sumaría Summerhill.

 
Algunas de las líneas principales que guían a estos centros educativos son:



- Fomentar el papel activo del alumno.

- Promover el aprendizaje colaborativo.

- Adecuarse a los tiempos e individualidades de cada alumno.

- Retomar el contacto con la naturaleza, respetando el medioambiente. Creación de una conciencia ecológica mediante el mantenimiento de huertos en las escuelas.

- Dedicar más tiempo a las actividades y dejar que estas marquen el tiempo a invertir en ellas y no al revés.

- Sentir con calma, permitirse ser consciente de cada cosa que vivimos, experimentar una y otra vez.



Todo lo anterior ha de llevar a un aprendizaje significativo, un aprendizaje más profundo, que tendrá más calado en el alumno y por tanto no se olvidará con tanta facilidad como el aprendizaje basado en ofrecer la maya cantidad de contenidos en el más corto espacio de tiempo posible.


¿Os suena de algo alguna de las propuestas que mencionan? En efecto, muchas de ellas ya fueron promovidas por autores anteriores, como Maria Montessori, John Dewey o Célestin Freinet, entre otros, y de hecho, los colegios que siguen la pedagogía Montessori, como más arriba he comentado, se catalogan como "slow schools".



Por tanto, una idea no del todo novedosa, aunque sí es cierto que va contracorriente en el momento actual en que la innovación tecnológica parece ser la solución a todas las dificultades de aprendizaje.



Es además en mi opinión, una llamada a vivir el momento presente que entronca con la disciplina de  Mindfulness (también muy de moda en la actualidad) y que busca que ganemos consciencia de nosotros mismos y nuestra realidad presente. Esto tiene impacto positivo a nivel neurológico, al activar zonas del cerebro que de otro modo no lo harían, y emocional, facilitando la capacidad de atención de la persona y ayudando a los alumnos a situarse en el momento presente.


 
Tras indagar en este movimiento, surge la pregunta: ¿Será cuestión de tiempo que todos los colegios se conviertan en "slow schools"?  En mi opinión, no será así. De igual modo que afirmamos que cada niño es un mundo en sí mismo y aprende de diferente manera, las expectativas e inclinaciones de los padres son también diferentes. Por lo tanto, lo que tras documentarnos sobre el tema parece imprescindible para el desarrollo integral de los alumnos,  no ha necesariamente de parecerle bien a todos los agentes implicados, por lo que creo que si este tipo de escuelas se generaliza, seguirá conviviendo con escuelas más tradicionales.



¿Cuál es vuestra opinión? ¿Creéis que las escuelas "slow" han llegado para quedarse o que serán una moda que no tendrá trascendencia?








FUENTES

Acerca de la irracionalidad de Pi:

http://www.abc.net.au/news/2011-03-04/happy_birthday_pi/44652



Acerca del movimiento Slow:

Asociación Slow People: http://www.slowpeople.org/index.php

Entrevista a María Novo en la revista Natura Hoy, de 20 de enero de 2018: http://www.naturahoy.com/naturaleza/entrevista-maria-novo-villaverde-catedra-unesco-educacion-ambiental/

Powerful learning practice blog: http://plpnetwork.com/2014/08/26/time-fight-slow-education/

Navarro Redondo, I: "Slow education: el poder de la "pedagogía del caracol" en la primera infancia.". Trabajo Fin de Grado en Educación Infantil            (Universidad Internacional de la Rioja).

Webs colegios:

http://www.xixupika.com/

http://www.colegioandolina.org/
http://eskola.urtanta.net/
http://www.madridmontessori.org/
 http://colegioswaldorf.org
http://www.summerhillschool.co.uk/



3 comentarios:

  1. Me parece un artículo muy interesante y, antes de comentarlo, quiero detenerme en el ingenioso comienzo. Creo que con la aclaración del significado del blog, la autora ha hecho uso, precisamente, de ese "disfrutar el camino recorrido" que propone el movimiento del que trata el texto. La prisa nos habría llevado a no detenernos en explorar el nombre, pero ella lo ha hecho. A continuación, paso a comentar el artículo en sí. Creo que el planteamiento de estas escuelas es muy positivo y aporta reflexiones acerca del modelo educativo muy necesarias. Sin embargo, siempre me sucede lo mismo con este tipo de iniciativas, y es que inevitablemente me surge la pregunta de a quién quedan relegadas. ¿Existen escuelas que pongan esto en práctica desde la educación pública? ¿O que ofrezcan becas para que accedan personas que no puedan permitirse pagarlas? Opino que la cuestión socioeconómica está ligada a este debate, puesto que al final puede ocurrir que accedan a este tipo de educación personas de determinada clase social que, a su vez, dada su formación y procedencia, pueden aspirar a determinados puestos de trabajo con condiciones más ventajosas para poner en práctica este "movimiento slow" en diversos ámbitos. ¿Sucede lo mismo con otro tipo de trabajos precarios? ¿Quién puede permitirse parar en el ritmo frenético del capitalismo y quién no? Por último, felicitar a la autora, su artículo me ha gustado y me ha ayudado a reflexionar sobre esta cuestión.

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  2. Hola! Enhorabuena por tu post Lola, me ha gustado mucho. La filosofía "slow" es necesaria en muchos aspectos de nuestra vida, pero me da la sensación de que cada vez estamos más lejos. Nos cuesta bajar el ritmo, incluso el fin de semana que empieza siempre con la inercia de la semana "atropellada" que llevamos muchos, hasta que empezamos a bajar revoluciones. Me preocupa que ese ritmo se lo estemos transmitiendo a nuestros hijos, que les metemos prisa para hacer todo, desde que se levantan hasta que los metemos deprisa en la cama para dar por terminado el día. Voy a intentar interiorizar y utilizar como mantra en mi vida lo que pones en el último punto de las líneas principales: "Sentir con calma, permitirse ser consciente de cada cosa que vivimos, experimentar una y otra vez".

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  3. La verdad es que da que pensar. Me ha encantado el post. Yo soy muy partidaria de ese modo de vida "Slow" e intento fomentarlo en mi familia. Me pasa cuando voy de vacaciones, me gusta perderme en los pueblos del norte, y vivir a otro ritmo. El problema es que al regreso de las vacaciones, volvemos a los ritmos acelerados de las grandes ciudades y con ellos los centros escolares. Es cierto que la teoría de estos centros es muy positiva, pero como está constituida la educación en España, lo encuentro, efectivamente poco probable de proliferar. Creo recordar que una compañera nos contó el cambio de un colegio "slow" a uno normal y su experiencia, no fue muy buena.
    Ojala fuésemos capaces de no enfocarlo todo en evaluaciones pero no creo que tal y como está montado nuestro sistema educativo, es imposible.

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