El domino de lenguas ajenas a la
materna es un escollo al que España tenía (o tiene) que enfrentarse
necesariamente o seguiremos tomando una relaxing
cup of café con leche in Plaza Mayor eternamente.
La implantación del plan de
bilingüismo suponía un esfuerzo importante, del que se esperaba recoger unos
buenos frutos en un futuro a priori poco incierto. Pero la realidad es que el
tiempo ha demostrado que el plan tiene grandes carencias, que se han visto incrementadas
por los recortes de los últimos años. Y es que, como se ha señalado, es un plan
que suponía un gran esfuerzo, por un lado, económico, y también por parte de
toda la comunidad educativa, centros, profesores, alumnos y también padres.
Uno de los aspectos a tener en
cuenta es la diferencia entre comunidades, en la implantación, la inversión y
los resultados, todas ellas relacionadas entre sí. Sin entrar en ello, lo que está
claro es que el programa acrecienta todavía más las diferencias entre las posibilidades
de los alumnos en función de la comunidad en la que estudien, en vez de abogar
por la inclusión como a priori se intentaba.
Por otro lado, el plan lleva a
los alumnos a hacer “un esfuerzo mental doble”, ya no solo tienen que
comprender y asimilar los contenidos propios de la materia, sino que tienen que
hacerlo también en inglés. Muchos de los alumnos presentan dificultades con la
lengua lo que implica un desarrollo más lento de las clases y que no se pueda
profundizar tanto en las materias. Muchos profesores están viéndose obligados a
rebajar el nivel de la materia para que los alumnos que tienen, en general,
dificultades para comprender y expresarse en inglés puedan aprobar la
asignatura. El resultado final es que los alumnos no sepan todo lo que cabría
esperar de la asignatura en cuestión, y tampoco de inglés. Por otra parte,
también hay que tener en cuenta a los alumnos con padres nativos en inglés, que
pasan también a aburrirse en las clases de aprendizaje del vocabulario, con
contenidos muy básicos.
Otro factor fundamental es el
nivel de conocimiento de la lengua extranjera de los profesores que deben
impartir la asignatura en inglés. ¿Estamos realmente capacitados para ello? Se
achaca muchas veces al nivel insuficiente de los alumnos en lengua extranjera.
Pero algunos de ellos, llevan toda su vida escolar estudiando inglés y en
inglés (con mayor o menor éxito). Pero gran parte de los profesores no nos
vemos en la capacidad de dar nuestras clases con un nivel de inglés que a los
alumnos también les sea útil. Debemos dotar tanto a los profesores que llevan
años en las aulas como a los futuros, de las herramientas y los conocimientos
suficientes para que puedan afrontar sus clases bilingües con garantías. En la
actualidad, la mayoría de ellos se ven obligados a buscar la formación por su
cuenta. Como comentamos, vuelve a tratarse de un tema de recursos, de dotación
económica y tiempo.
Parte fundamental a tener en
cuenta en esta implantación del bilingüismo también son las familias. Los
estudios abogan por la inclusión de las familias dentro del proceso educacional
de los niños, hacerles participes de lo que ocurre en los colegios, en las
aulas y con sus hijos. Darles más voz en la toma de decisiones y también más
responsabilidades. Con respecto a esto, nos encontramos padres que, cada vez
más, demandan a los centros un alto nivel de inglés (pensando siempre en un
futuro mejor para sus hijos, en el que el conocimiento avanzado de otra lengua
les abra puertas laborales), y sin embargo ¿cuántos padres pueden ayudar a su
hijo en una tarea, por ejemplo, de geografía en inglés? Esta diferenciación
lleva de nuevo a la segregación de alumnos, por un lado, los que puedan recibir
el apoyo de sus padres que continuarán avanzando y por otro los que no tengan
la suerte de tener padres con el nivel necesario… (solo el 22% de los
ciudadanos españoles aseguran tener un nivel “alto” o “muy alto”, mientras un
44% reconoce un nivel “bajo” o “muy bajo”, según el según el barómetro
Cambridge Monitor publicado el año pasado por Cambridge University Press).
En general podemos decir que la
implantación del bilingüismo tiene sus puntos fuertes, y otros no tanto, no por
la no necesidad, que sería un error, pues son muchos los beneficios a corto y
largo plazo del estudio y dominio de varias lenguas. Pero probablemente la
implantación de este programa en concreto no se haya llevado a cabo de la mejor
manera posible. Implantado con prisas y sin muchos estudios previos que los
sustentaran en muchas comunidades, más de diez años después, muestra carencias
y debemos dejar la puerta abierta a los cambios necesarios para que el
bilingüismo llegue realmente a nuestras aulas, y de esa manera, a nuestra
sociedad.
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ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo. Muy buen post y la verdad es que como profesora de inglés que soy desde hace tres años noto esto en mis alumnos. El bilingüismo no debería ser aprender términos en inglés cuando ni siquiera los comprende en su propio idioma. Ser bilingüe consiste en saber desenvolverte con fluidez y buena gramática en un idioma extranjero, sin miedo a expresarte como lo harías en tu propio idioma. Pero si a mí me preguntas términos muy específicos de otra materia no me los sé en inglés. Y no por esto dejo de ser bilingüe. El gobierno debería replantear un cambio en este método, porque desde luego no funciona.
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ResponderEliminarMe ha parecido un post bastante interesante. Estoy de acuerdo con todo lo que comentas.
ResponderEliminarDesde mi punto de vista creo que implantar un bilingüismo profundo desde que son pequeños, incluso sin saber manejar su propia lengua materna correctamente, es un error.
Que los centros quieran hacerse bilingües desde que los alumnos son pequeños puede ser un punto de dificultad para muchos de ellos ya que a un gran porcentaje les cuesta comprender y aprender conceptos y contenidos en su propia lengua como para incluirlos en otra lengua. Pienso que lo mejor sería que en los primeros años en el colegio, los alumnos comprendieran correctamente su lengua materna y a partir de ahí comenzar a estudiar otra lengua extranjera.