viernes, 9 de febrero de 2018

Exposición del 27/1/18 grupo A: Absentismo escolar: posibles respuestas desde el centro escolar. Por Mª Teresa González González.

Post realizado por: Carolina Carrero Yagüe, José Cascales Fernández, María del Alba Cervantes Vacas y Carlota luisa Chiralt Cerezo.


Consideraciones previas:

En este post no vamos a hablar sobre las causas del absentismo escolar, sino de las medidas que se pueden tomar desde un centro educativo para prevenirlo o para tratarlo una vez se ha detectado un caso.

Para empezar vamos a situarnos un poco en cuanto a los niveles de absentismo escolar en España, para ello consultamos el informe PISA de 2015 que hace una comparativa entre los niveles de absentismo escolar registrados en 2012 y los registrados en 2015.


Como podemos observar el nivel de absentismo en España entre 2012 y 2015 ha descendido un 3% mientras que la media de la OCDE esta tendencia ha sido la contraria, es decir, el nivel de absentismo escolar ha subido entre 2012 y 2015. Sin embargo aunque se haya registrado una disminución en el nivel de absentismo escolar, España sigue por encima de la media de la OCDE.

Continuando con algunas consideraciones previas, cabe destacar que no existe una clasificación universal y unívoca de las actuaciones que se pueden llevar a cabo para tratar o prevenir este problema, según el autor que se consulte esta será una u otra.

También hay que remarcar que absentismo escolar y abandono escolar no son lo mismo, si bien es cierto que comparten algunas características no hay que confundirlos. Además las actuaciones que se pueden llevar a cabo serán distintas en un caso y otro.

A continuación, trataremos las actuaciones a llevar a cabo en función de donde situemos el foco del problema, y las medidas que se pueden tomar en función de si estas son preventivas o paliativas. En segundo lugar trataremos los aspectos que han de tenerse en el centro escolar.

Abordar el absentismo desde enfoques que ponen su mirada en el alumo o desde enfoques que ponen su mirada en el centro escolar:


Más concretamente las actuaciones que se deberán llevar a cabo dependerán de donde situemos el foco del problema, esto es si consideramos que el foco del problema es:

· El alumno, es decir, la causa o raíz del problema se debe a las características personales, sociofamiliares y académicas del alumno. En este caso se diseñarían intervenciones puntuales y específicas dirigidas a ese alumno en concreto. El centro educativo no necesita cambiar ni sus esquemas pedagógicos ni organizativos.

·El centro educativo, es decir, el centro educativo no es ajeno al problema, asume cierta responsabilidad junto con el alumno. En este caso se diseñan actuaciones dirigidas al conjunto escolar y no solo al alumno.


Enfoques preventivos o enfoques paliativos:


Haciendo una distinción genérica podemos remitirnos a dos grandes enfoques o planteamientos del problema:


  • Enfoques preventivos.
  • Enfoques paliativos.


En el enfoque preventivo el centro educativo actúa para prevenir que ciertos alumnos terminen faltando a las clases, ya sea de algunas asignaturas o de la jornada escolar completa.

Por otro lado, los enfoques paliativos nos sitúan ante situaciones pensadas para atajar un problema que ya se ha desencadenado, es decir, cuando ya hay alumnos que faltan a clase, con todos los inconvenientes que esto supone, ya que hay que tomar medidas concretas y diseñadas para alumnos particulares y atajar situaciones de absentismo ya presentes, con carácter más o menos crónico.


Es por ello por lo que los expertos apuestan por un enfoque más preventivo que paliativo, pues a medida que se desencadenan conductas absentistas, más complejo es revertirlas y se corren mayores riesgos que desemboquen en situaciones de abandono.


Aspectos básicos a considerar por parte del centro escolar al abordar problemas de absentismo


Respecto  a los aspectos a considerar por parte del centro escolar a la hora de abordar problemas de absentismo, conviene dejar claro que este no es el único foco de actuación, ya que los centros educativos forman parte de un contexto social determinado y por tanto no son ajenos a las cuestiones sociales, políticas, económicas y culturales ligadas a la propia comunidad escolar. Evidentemente tampoco pueden mantenerse al margen de las familias, otras organizaciones e instituciones a la hora de afrontar el problema del absentismo.


Por tanto, la primera consideración que debe hacerse al abordar la problemática del absentismo escolar es que es un problema escolar y social, requiriéndose estrategias integradas para paliarlo. La corresponsabilidad debe ser un rasgo básico. En tal sentido, juegan un papel importante las normativas que articulan las bases para la cooperación entre las administraciones educativas y las corporaciones legales, como por ejemplo en nuestro país la Ley de Bases de Régimen Local en la que se recoge la cooperación entre las administraciones educativas, los titulares de las funciones y servicios educativos, y las Corporaciones Locales, teniendo un papel clave la actuación de los Ayuntamientos y los Servicios Sociales Municipales.


Al ser el absentismo un proceso en el que influyen múltiples aspectos que interactúan entre sí (adolescente, profesores, escuela, contextos social, etc), lo convierte en un fenómeno cuya solución reviste cierta complejidad.


Las soluciones serán siempre insuficientes si se articulan únicamente sobre un solo pilar. Requieren un esfuerzo de trabajo coordinado porque el problema es, realmente, de toda la comunidad. Por tanto, son necesarias conexiones y enlaces entre organizaciones, grupos en la comunidad, padres y servicios sociales. Hay que articular los mecanismos que permitan reforzar el entramado social en el que se mueven los adolescentes.

Aunque habitualmente se considera que los problemas de asistencia es un asunto que se limita fundamentalmente a la Educación Secundaria, realmente este problema puede empezar temprano. Algunos autores insisten en que muchos de los factores de riesgo que inciden en el absentismo, para alumnos y familia, es probable que comiencen antes o durante la Escuela Primaria. Por lo que es preciso abordar el problema cuando aparezcan los primeros signos, una conducta absentista inicial puede evolucionar rápidamente a un nivel más crónico. De nuevo, actuar ante los primeros signos de absentismo constituye un enfoque preventivo.


Las medidas a tomar serán distintas dependiendo si se pone la mirada en el individuo o en el centro globalmente considerado.  En el primero, con la mirada puesta en el alumno en riesgo con faltas de asistencia, se suele insistir en que en el centro escolar habría que tener en cuenta algunos aspectos importantes como:


1. Detectar lo más rápidamente posible la no asistencia, ya que cuanto más pronto se detecte más oportunidad de prevenir que ocurra de nuevo.
2.   Contactar rápidamente con la familia de alumnos ausentes sin justificación.
3.   Analizar los datos del alumno individual, para identificar pronto el patrón de ausencia y su posible causa.
4.   Emprender acciones correctivas que se considere más oportunas.


Pero si el centro escolar se plantea abordar el tema desde un enfoque más amplio, no centrado únicamente en el alumno particular que está en riesgo o que ya manifiesta conductas absentistas, sino en el centro escolar en su conjunto, las actuaciones se dirigirán a mejorar aquellos aspectos de su funcionamiento educativo que puedan hacer de él un lugar en el que los alumnos quieran estar y aprender. La prevención, en tal sentido, estaría ligada a identificar y prestar atención a aspectos y asuntos escolares que pueden estar contribuyendo a esa situación.


Manteniendo la mirada en los aspectos más preventivos que puede contemplar el centro escolar, se desarrollarán a continuación cuatro estrategias y acciones a emprender a las que hacen referencia diversos autores y estudios consultados.


Disponer y delimitar mecanismos de registro de la  asistencia:


El registro de la asistencia es primordial para abordar preventivamente el problema del absentismo  y para desarrollar una intervención temprana en caso de darse debido a que nos aportan datos e información sobre las faltas de asistencia para identificar alumnos con signos de desafección, desenganche o que comienzan a ser absentistas, nos permite diagnosticar la situación y conocer la amplitud del problema para tomar decisiones.
Es preciso  determinar una serie de elementos que deben ser claros entre todo el profesorado y el personal del centro:


1.   Qué se entiende por absentismo.
2.   Qué constituye una ausencia.
3.   Qué faltas se registran.
4.   Qué se admite para justificar una falta.
5.   Medio para justificar una ausencia.
6.   Cómo y cuando se registran.
7.  Cuántas faltas sin justificación se admiten antes de que el centro intervenga con padres, sanciones o remita el caso a otra instancia.


La ausencia de consenso a la hora de establecer estos elementos mencionados   y la falta de homogeneización en el establecimiento de mecanismos de registro dan lugar a que  los datos que se disponen con respecto al absentismo escolar sean difusos e inexactos.

Al mismo tiempo, también es fundamental que en los centros establezcan mecanismos para informar a las familias sobre casos de absentismo.  Al transmitir esta información un elemento fundamental es la rapidez  con la que se realice esta notificación debido a que de este modo no solo se refleja el interés y la preocupación del centro por los alumnos sino que también supone una vía fundamental  para obtener información que permita solventar el problema.


Definir normas de asistencia y penalizaciones:
El centro debe poseer un reglamento que sea elaborado, revisado periódicamente  y comprendido por los distintos miembros del centro y por la comunidad educativa en su conjunto. En este reglamento se debe determinar:


1.   La exigencia de asistencia a clase.
2.   Las faltas y su justificación.
3.   Las consecuencias derivadas de las ausencias, saltarse clase, llegar tarde.


Las normas pueden tener un carácter:


1. Punitivo.- En gran medida, cuando las normas adquieren un cariz punitivo acaban contribuyendo a exacerbar las dificultades académicas de los alumnos y no contribuyen a aumentar su aprendizaje. Al mismo tiempo, aumentan la ruptura temporal del alumno con la escuela acentuando aquello que se quiere combatir.


2. Formativo.- Por el contrario, estas normas permiten implicar a los alumnos y hacerles sentir bienvenidos al centro. Se trata de poner el acento en los incentivos, reconocimientos o recompensas por la asistencia. Las normas en este caso  son entendidas como  una vía para promover  la asistencia y no como manera de castigar la no asistencia.


Además de la naturaleza de las normas que regulen la asistencia en los centros, existen otros elementos determinantes a la hora de reducir el absentismo escolar:


1. Elemento motivación.- Consiste en mantener o afianzar el apego al centro,  haciendo que las dinámicas del aula sean lo suficientemente interesantes para que los estudiantes estén motivados para asistir al centro. Un medio es establecer una conexión entre el trabajo  que se realiza en las aulas y el futuro laboral de los alumnos. El Centro de Formación Padre Piquer supone un ejemplo claro del empleo de esta estrategia para reducir el absentismo escolar.  

2. Ambiente escolar.- Es imprescindible prestar especial atención al cuidado de  cuestiones como la seguridad o el respeto a los alumnos por parte de los profesores.

3. Incremento de la participación de los alumnos .- Se pretende hacer partícipes a los alumnos en el establecimiento y conocimiento de las normas . Para ello es importante realizar una tarea de concienciación entre el alumnado sobre la importancia de asistir a clase.


Por último, es fundamental  afirmar que el establecimiento de normas para penalizar el absentismo o para impulsar la asistencia de los alumnos no tiene ningún sentido si, más allá de lo formalmente regulado, se mantiene la convicción de que  la ausencia en el aula de un alumno con dificultades o disruptivo es más una liberación que un problema.


La importancia de una ambiente y currículo escolar que implique a los alumnos:
El absentismo no es un acontecimiento puntual, sino que presenta una cierta trayectoria en dos sentidos, por un lado sigue una escala creciente, puesto que los alumnos no deciden de golpe no ir a clase; y por otro lado es una conducta que se gesta en el tiempo, muestra de que el alumno se desapega progresivamente de la escuela posiblemente como resultado de una mala experiencia escolar, considerándose un proceso hacia el abandono escolar.
Por tanto, es importante asumir que el absentismo escolar es un problema ligado no sólo al alumno y sus características personales, sociales y familiares; sino también al propio centro que con sus prácticas curriculares y su modo de funcionar este contribuyendo a alejar a ciertos alumnos.
Existen diversos estudios de investigación que hablan sobre de la implicación de los alumnos con sus aprendizajes y con el centro escolar y afirman que esta viene determinada por aspectos tanto conductuales como emocionales o cognitivos. Por ello, los intentos por reducir el absentismo no deberían estar limitados a los reglamentos o normas del centro escolar, sino que el colegio debería configurarse como una organización capaz de enganchar a los alumnos, centrando la atención en sus propios aprendizajes, cultivando dinámicas curriculares y climas de aprendizaje orientados a conseguir que el colegio sea un lugar más atrayente.
Hay varias medidas que los centros pueden adoptar  para paliar este problema entre las que se encuentran: asegurar un ambiente escolar ordenado y seguro, cuidar normas de disciplina justas y utilizadas con consistencia, mantener expectativas altas en relación con la capacidad de los alumnos, desarrollar enseñanzas personalizadas, cuidar el clima relacional y académico, desarrollar enseñanzas relevantes y significativas... Por tanto, un clima social y académico inhóspito, despersonalizado, burocrático y de anonimato generará mayor desapego que uno personalizado, acogedor, con posibilidades de participación real y sentido de comunidad.
Para que todo esto sea posible es necesario que se establezcan  dinámicas de coordinación y trabajo conjunto entre los docentes.
La necesaria conexión y el trabajo con las familias:
El papel de las familias es crucial, ya que su implicación con la escuela reduce la probabilidad de problemas de asistencia y aumenta la probabilidad de éxito de los alumnos. Implicar a las familias supone poner todos los medios para que tomen parte, con sus aportaciones, conocimientos y experiencias con sus hijos para conseguir solventar la situación.  Contar con ellos no sólo ante un problema de absentismo sino porque son miembros de la comunidad educativa.
Para que esto sea posible es esencial que establezca comunicación con las familias. Esta comunicación debe caracterizarse por ser constante, efectiva (especialmente con familias diversas), temprana (desde las primeras faltas), y debe compartir con ellos el análisis de las causas de las faltas de asistencia. Para que esto sea posible es esencial atender a su formación a través de jornadas, convivencias, talleres...

Con todo esto queda claro la necesidad de que se adopten medidas colaborativas ante el problema del absentismo y que se trabaje cooperativamente tanto dentro del propio centro como con las familias y otras instituciones de la comunidad.

1 comentario:

  1. Me recuerda a las ideas de Michel Foucault en ¨Vigilar y castigar¨, en donde expone que las instituciones educativas siguen el mismo modelo o sistema que los manicomios, las prisiones o los hospitales. La sociedad no sólo exige que se encierre o deje de lado a la anormalidad ( que define a la vez a la normalidad) sino también se exige que sean castigados. Este sistema punitivo se ha trasladado a las escuelas. La urgencia de un sistema más formativa es importante, entendamos la historicidad de una persona como un elemento para deducir herramientas para poder ayudarla, basándonos en remarcar los logros en vez de a los fracasos.

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