La UNESCO define la educación inclusiva como aquella que permite al estudiante ser y vivir desde el respeto, por su propia identidad y a través de aquellas personas que lo rodean en su vida social y cultural, ya sean familiares, amigos o el centro educativo. Según la UNESCO, tres son los elementos que definen la educación de calidad:
- Respeto por el derecho de las personas
- Equidad en el accesso, procesos, y resultados
- Pertenencia de la educación
Así, una escuela inclusiva no predetermina a los estudiantes muy a pesar de sus condiciones físicas, intelectuales, lingüísticas y culturales (entre otras), sino que tendrá constancia de las limitaciones de cada una de sus estudiantes, e intentará sacar su máximo potencial, eliminando todas las barreras posibles.
Según el Gobierno de España, “la educación inclusiva tiene como propósito prestar una atención educativa que favorezca el máximo desarrollo posible de todo el alumnado y la cohesión de todos los miembros de la comunidad.”. Enfatiza en el hecho de que todo el centro educativo debe colaborar en ofrecer una educación de calidad que garantice la igualdad de necesidades.
Una educación inclusiva debe ir de la mano con una cultura inclusiva. La cultura inclusiva es aquella que busca “crear una comunidad segura, acogedora, colaboradora y estimulante en lo que cada uno es valorado, como un fundamento primordial para que todo el alumnado tenga los mayores niveles de logro. Pretende desarrollar valores inclusivos, compartidos por el profesorado, el alumnado, los miembros del consejo escolar y las familias, que se transmitan a todos los nuevos miembros del centro educativo” (Lasso, 2015) . En una cultura y educación inclusiva, los estudiantes se sienten cómodos, en un entorno seguro, sin sentirse diferentes ni fuera de lugar.
De acuerdo a la Ley Orgánica 2/2006 de 3 de mayo, el sistema educativo español contempla la integración tardía de los alumnos al sistema educativo, garantizando su inclusión en el cursos más adecuado para sus características. Muchas veces esto se da en aquellos inmigrantes que se incorporan al sistema español, los cuales son insertados en aulas comunes mediante las conocidas aulas de enlace. Para integrarse al aula común, no sólo tienen que luchas contra las barreras lingüísticas, sino que también tienen que enfrentarse a una realidad cultural muy distinta a la suya.
Entidades internacionales como la UNESCO y la Unión Europea protegen el derecho de los jóvenes a integrarse en cualquier sistema educativo, y de no ser discriminados por sus condiciones sociales o culturales. Una educación inclusiva, de esta forma, debe ser intercultural. ¿Qué es un sistema intercultural? La educación intercultural, al igual que la educación multicultural, es un término que está muy de moda. Esta propuesta educativa viene como respuesta para convivir en una sociedad cada vez más multicultural, multilingual y pluralista. España, junto al mundo entero, se ha vuelto más dinámico y globalizado en las últimas décadas, por lo que no puede optar por una visión integradora que conste en la asimilación cultural del sistema español por parte de los estudiantes. La diversidad cultural es una de las características que buscan realzar entidades internacionales como la Unión Europea, con que ignorar la diversidad cultural que puede haber en el aula no es una opción. Esto requiere una propuesta educativa adecuada a la realidad en la que vivimos.
Si la misión de la educación intercultural es contemplar, apreciar y respetar otras culturas a la vez que desarrolla la personalidad del ser humano. Se trata de una educación que muestra respeto a la diversidad de culturas que interactúan en nuestra sociedad; no juzgando ni comparando, sino celebrando la pluralidad. La educación intercultural busca promover una educación más equitativa, integradora y menos racista, que facilite la inclusión social a aquellos que provengan de otros países y culturas. La UNESCO determina que la labor de esta educación intercultural es trabajar sobre los “conocimientos, actitudes y las competencias culturales que les permiten contribuir al respeto, el entendimiento y la solidaridad entre individuos, entre grupos étnicos, sociales, culturales y religiosos entre naciones” No puede haber una cultura más importante, o más relevante, sino que cada una es distinta y única, y todos tienen motivos para estar orgulloso de la suya. Un sistema educativo inclusivo no sólo tiene que respetar las diferencias culturales, sino que las tiene que tener en cuenta mientras ayuda a individuos de otras culturas —inmigrantes, generalmente—a acomodarse y sentirse incluidos en la educación y sociedad.
Es difícil considerar que los inmigrantes provenientes de otras culturas tienen las mismas oportunidades que los nativos españoles para tener éxito en la educación, lo que es indicativo de algún fallo en la educación inclusiva e intercultural.
Para contextualizar, en la Comunidad de Madrid, en 2017 se ha registrado que el 13,10% de la población proviene de países extranjeros. Entre ellos, la gran mayoría proviene de América del Sur, Europa del Este, y Marruecos. Mirando a los datos, los resultados académicos indican que los inmigrantes tienen más probabilidad de fracasar académicamente que los nativos españoles. De hecho, solamente el 32,6 % de los jóvenes inmigrantes sigue escolarizado, cuando el 83,6% de los estudiantes nativos siguen escolarizados entre esas edades. La OCDE asocia el abandono escolar de con causas socioeconómicas, como la pobreza y las barreras causadas por ésta, pero también caben otras cuestiones, como el aislamiento social que conlleva vivir en muchos de los barrios marginales frecuentados por inmigrantes, y las limitaciones lingüísticas y culturales añadidas.
En cuanto al profesorado, los docentes están de acuerdo en que la respuesta a la diversidad cultural existente es insuficiente. Muy a pesar de que haya una mayoría no se vea influenciada por el origen de sus estudiantes, un 26,2% reconoce preferir a los autóctonos españoles. El 30% de los profesores reconoce que la presencia de inmigrantes afecta negativamente el funcionamiento de sus aulas. ¿Podemos aspirar a una educación inclusiva intercultural cuando sin la implicación del profesorado en la integración, a pesar de las dificultades?
Las sonadas aulas de enlace buscan integrar al alumnado proveniente de otros sistemas al sistema español, teniendo como objetivo el aprendizaje lingüístico y cultural, para la rápida incorporación del alumnado al aula, en el curso que más se adapte a sus conocimientos académicos. ¿Pero, siempre funcionan favorablemente? Al fin de al cabo las aulas de enlace ofrecen una inmersión lingüística y un primer contacto al sistema español, pero difícilmente serán incorporados con estudiantes de su misma edad de forma inmediata. La integración dependerá mucho de la nacionalidad original de los estudiantes y del coque cultural que estén sufriendo. Un estudio de la Universidad Complutense de Madrid estudia cómo el hecho de jugar con una desventaja lingüística, en colegios heterogéneos y con numerosos de estudiantes no permite dar la atención individualizada que necesitarían muchos de estos alumnos para combatir sus dificultades académicas (y muchas veces personales, familiares, culturales, etc.), lo que puede provocar el desenganche del sistema educativo. En conclusión, las aulas de enlace facilitan la entrada al sistema educativo y sociedad española, pero no combate las dificultades que los estudiantes puedan tener después, ni su entorno sociocultural-económico.
Entonces, ¿como conseguir un buen sistema inclusivo intercultural?
Después de conocer el Centro de Formación Padre Piquer, creer en un sistema inclusivo e integral, ¡es posible!
El Colegio Padre Piquer, en la Comunidad de Madrid, parece haber un equilibrio perfecto para trabajar con una metodología innovadora en un ambiente multicultural. El Padre Piquer recoge estudiantes de más de 35 nacionalidades, lenguas y culturas; el 45% del alumnado es extranjero. El colegio está ubicado en barrio de Ventilla, una zona que sufría de un alto porcentaje de fracaso y absentismo escolar. Se trata de un barrio humilde, habitado por ciudadanos de un nivel adquisitivo mediano-bajo, en una gran proporción inmigrantes.
El Colegio Padre Piquer, en la Comunidad de Madrid, parece haber un equilibrio perfecto para trabajar con una metodología innovadora en un ambiente multicultural. El Padre Piquer recoge estudiantes de más de 35 nacionalidades, lenguas y culturas; el 45% del alumnado es extranjero. El colegio está ubicado en barrio de Ventilla, una zona que sufría de un alto porcentaje de fracaso y absentismo escolar. Se trata de un barrio humilde, habitado por ciudadanos de un nivel adquisitivo mediano-bajo, en una gran proporción inmigrantes.

Cabe destacar que el colegio cuenta con profesorado muy unido y volcado en la causa, motivado por trabajar en la inclusión social de toda la diversidad del colegio. El rol del profesor en la inclusión social y cultural de los estudiantes es crucial. Mientras muchos profesores y colegios deciden ignorar las dificultades de los estudiantes extranjeros para tener éxito académico (muchas veces debido a la enorme carga de trabajo y falta de recursos), menos son los centros que pueden y deciden ofrecer una educación personalizada y trabajar en sus potenciales, antes de excluirlos del sistema educativo.
Durante su visita a la UFV, el mismo director del centro, Ángel Serrano, entusiasmado nos contó que el mayor mérito del colegio no eran los resultados, sino la felicidad de los niños. A pesar de lo difícil que nos parezca creer que haya adolescentes contentos de asistir al colegio, algo debe de haber en el Padre Piquer para que haya estudiantes que pasen dos horas diarias en transporte para poder llegar al colegio.
El colegio trabaja la cultura inclusiva, donde todas las nacionalidades se sienten iguales, debido a la variedad/diversidad que existe y la metodología de trabajo cooperativo. Según la filosofía del colegio,
El colegio trabaja la cultura inclusiva, donde todas las nacionalidades se sienten iguales, debido a la variedad/diversidad que existe y la metodología de trabajo cooperativo. Según la filosofía del colegio,
“la inclusión se convierte en el pilar básico de este modelo, con el que hemos conseguido un nivel sobresaliente de calidad educativa. La diversidad se entiende como fuente de enriquecimiento para toda la comunidad del colegio y los alumnos se convierten en los verdaderos protagonistas de su aprendizaje y disfrutan con ello.” .
El Padre Piquer reúne los tres elementos que definen la educación de calidad que hemos mencionado al inicio: el respeto por el derecho de las personas, la equidad en toda la experiencia educativa, y la pertenencia de la educación. Es esencial ser consciente de las dificultades de la integración social en un contexto globalizado, multicultural y plurilingüe, y trabajar en la inclusión social no solo es un reto del pasado, sino que también en el futuro. Los estudiantes extranjeros atravesarán una serie de dificultades, y el rol de los profesores será decisivo en este camino. En el caso del Padre Piquer ha decidido optar por utilizar una metodología personalizada y cooperativa para combatir estas dificultades sociales, culturales y económicos, y parece estar dando resultado. Podría decirse que una educación inclusiva intercultural sí es posible, siempre y cuando se cuente con un fuerte apoyo del centro, el equipo docente, y las familias.
Un tema precioso muy bien contado. Para mi se convierte en esencial que las instituciones se conciencia e inviertan mucho más en recursos necesarios para llevar a cabo esas inclusiones de forma adecuada. Se convierte en complicado cuando las políticas económicas para educación cada vez son menores, y no se obtienen recursos adecuados para la educación en su sentido amplio. Por lo que los centros se ven en problemas a la hora de distribuir recursos, y la inclusión solo puede ser posible con mayor número de profesionales dedicados a que estos procesos de adaptación sean los adecuados, además de generar una conciencia adecuada en la sociedad.
ResponderEliminarNuestro país tiene un gran número de nacionalidades recogidas que deben integrarse de forma adecuada desde las etapas tempranas, donde la convivencia de la pluralidad sea enriquecedora y no se generen futuros problemas de inclusión en vidas adultas.
Muy interesante, gracias por tu trabajo